sábado, 28 de marzo de 2015

Decadente

La decadencia comienza cuando no hay ni deseos de buenos días,
cuando las palabras por buenas ofenden
y cuando de la hipocresía se hace virtud.

También si el perdón se utiliza abusado
se transforma en fina costumbre
y, con el tiempo, en obligación;

y potencia y acelera,
siendo tan mala causa como mala consecuencia,
entrando en un bucle mayor.

Es un final en sí la decadencia
por lo que después de ella
ya no hay lugar para consentir un error.

Quizás un error se perdone. 
Tal vez dos puedan pasar
pero más de esa cantidad
líbrate de perdonar.

La decandencia comienza cuando,
por haber permitido tanto,
empiezas a entender a la fuerza
que no debes perdonar más.


Ilustración de Francisco de Anda

viernes, 20 de marzo de 2015

Flores cortadas

Manifiesto femenino que no feminista


    Un buen guiso puede hacerse con papas o simplemente con arroz o legumbre pero lo que es fundamental para darle el mejor sabor, además de la carne, es la cebolla y bien troceadita.
 
   Los años pasan y la práctica rebanando hortalizas convirtió a Berta en toda una experta aunque nunca hubiera tomado clases de cocina excepto aquellas que ofrece sin más la vida, esas de asistencia obligatoria por culpa de la necesidad. 

    Es probable que lo más común entre todas las mujeres del planeta sea la adquisición de una increíble división de la atención por la necesidad de atender al resto. En primer lugar, desde niñas deben jugar tanto a las cocinitas como a las muñecas entre las que cabe destacar a las Barbies (la rubia perfecta que curiosamente todos los hombres desean pero ninguno valora) y las que son bebés con todos sus complementos, incluso "popo" de mentira para aprender a limpiarlo.
    Más tarde, en estudiar para hacerse una mujer de bien pero con mucho cuidado de no olvidar su aspecto físico para poder encontrar en el futuro un "buen" marido.
 
    Una vez que su día necesite 38 horas para poder atender tanto su trabajo como su quehacer doméstico, debe prepararse para ser mamá y, por lo tanto, sumarle al día otras 24 horas más.
 
     Las lágrimas de Berta caían sobre la cebolla recordando como poco a poco, el tiempo y las circunstancias, habían hecho que en su vida, dividir así la atención fuera lo más normal del mundo. Incluso absorta en esos pensamientos su destreza con el cuchillo era impecable. Su llanto crecía exponencialmente a medida que rajaba la cebolla intentando entender el por qué a las flores se las corta y recorta haciendo que pierdan así su aroma.

- Mamá, ¿por qué lloras? - le dijo su hija de cinco años abrazándole una pierna.

- Es por la cebolla, mi vida - dijo secándose con el mandil disimulando que lo que hace es cortar cebolla para poder llorar tranquila.


lunes, 16 de marzo de 2015

La verdadera y escalofriante historia de la infravalorada hermanastra menor de Cenicienta


- ¿No sería maravilloso acudir a un baile real? Pero claro, no podría ir con estos harapos. Sería maravilloso tener un Hada Madrina que compusiera mi vestido y me retocara el cabello. Y, ¿por qué no? Que me quitara estos kilos demás, que me dejara una cintura de avispa y también le diera a mi blanca piel un tono más caribeño. Podría transformar mi vieja bicicleta en una magnífica carroza y para rematar la fantasía, calzar mis destrozados pies con unos zapatos de cristal. Así el príncipe se enamoraría locamente de mí - soñaba en voz alta Cenicienta limpiando el laboratorio ilegal de metilendioximetanfetamina que se encontraba en el desván.

     Las hermanastras, Drizella quien estaba acomplejada por un gran bigote y Anastasia que siempre tuvo problemas de sobrepeso; la miraban atónitas. Acto seguido, bajaron veloces al salón y alertaron a Lady Tremaine, la madrastra, de que Cenicienta estaba otra vez colocada.
    
      Enfurecida, Lady Tremaine, ordenó a Drizella que mandara bajar a Cenicienta y esta acató ipso facto la orden.

      Pasaron los minutos, más de cuarenta y cinco, ya había pasado la medianoche; y en el salón ninguna se presentaba. De pronto, se escucharon unas risas y una dulce voz que cantaba "Eres tú mi príncipe azul que yo soñé".

      Harta de soportar a tanta yonqui, la madrastra subió escoba en mano. Su sorpresa fue ver a Drizzella colocar una pantufla llena de "cristal", pero del polvo MDMA, a Cenicienta.

- Pero, ¿qué os habéis creído que es esto? Aquí se viene a trabajar, malnacidas - las gritó dándolas fuerte con la escoba. -¡Anastasia! ¡Anastasia! Ven inmediatamente a seguir trabajando y a solucionar este desaguisado - gritó desesperada la madrastra por toda la habitación.

     Escucharon un motor de helicóptero posarse en al jardín. Se asomaron las tres desde el ventanuco del desván. De él salía un apuesto hombre que esperaba con los brazos abiertos a Anastasia. Ésta sin dudar las hizo un corte de manga y las gritó justo antes de subirse al aparato - Estoy harta de vuestros continuos ataques, de vuestros negocios ilegales y de que siempre tenga que solucionar yo los platos rotos además de ser torturada. Me voy con mi hombre que seguramente me dará también palizas pero al menos él es multimillonario y no me obligará a trabajar. Despídeme de las chicas. ¡Adiós pendejas! -.

- Señorita Anastasia, su vuelo la espera - dijo amablemente el galán.

- Llámeme Ana, señor Christian Grey - finalizó subiendo al helicóptero.

El color de mañana

El futuro está teñido
de suspiros que provocan
los recuerdos de los momentos
felices que jamás tuvimos.



domingo, 15 de marzo de 2015

La varita mágica

- Es un honor entregar esta varita mágica a la alumna más aventajada que ha pasado por La Escuela de Magia de las Hadas Madrinas. Será tu deber hacer el bien y deberás hacer buen uso de la magia de la varita para que no se vuelva en tu contra. Aquí acaba un ciclo pero empieza la aventura de tu vida donde la bondad, la justicia y la magia serán fundamentales para que concedas a los cuentos finales felices – habló con sabiduría la Gran Hada Margory, rectora de la Escuela, ante toda la comunidad de fantasía.

  Entregó la varita mágica al Hada Azul y ambas se hicieron una reverencia. Ésta, alzó su recompensa por tantos años de estudio frente a todos los asistentes. - ¡Larga vida al Hada Azul! - gritó uno de los presentes levantando su sombrero.

- ¡Larga vida!  - respondieron todos al unísono lanzando sus sombreros al aire.

La Gran Hada Margory se acercó al Hada Azul para susurrarle - Cargas una gran responsabilidad, utiliza la varita con precaución. Eres el Hada más preparada y más bondadosa que he conocido. Deseo que puedas hacer llegar el bien a todos los rincones del mundo y que jamás te veas tentada por la oscuridad-.

- Es un honor y obraré con responsabilidad pues creo que, como todos los seres de todos los mundos, la magia está en cada uno de nosotros y, por lo tanto, sin ánimo de ofenderla, creo también que la varita no es más que un trozo de madera que carece de poderes – respondió con una reverencia muy sorprendida al recibir una sonrisa de la Gran Hada
.

- Por esto eres la más aventajada - finalizó la rectora haciéndola un guiño cómplice. 




viernes, 13 de marzo de 2015

La Ciudad de los Sueños


    Sentado en la copa del árbol esperaba el atardecer, uno de los momentos más mágicos del día. 

     Suspiré esperando el gran momento. La esperanza jamás se debe perder. 

   En el horizonte comenzaban a aparecer con sus pijamas y los más pequeños, abrazando sus juguetes. - Cada vez dejan de venir a edades más tempranas - pensé para mí mismo mirando el panorama. 

   Toqué el cuerno para avisar a la Ciudad. 

   ¡Luces artificiales activadas!¡Noria girando!¡Algodón de azúcar listo!, gritaban los habitantes ultimando preparativos. 

    Y así, como cada noche, una vez puesto todo en marcha bajé del árbol para asegurarme que no llegaran pesadillas que aumentaban a medida que disminuían los soñadores. Nunca pensé que un sueño pudiera sorprenderme a mí. 

   Son tiempos difíciles, cada vez son menos los que llegan. A pesar de todo, nunca se debe desistir. 

   Siempre nos hablaron, nuestros antecesores, de otros tiempos donde nuestra ciudad siempre estaba iluminada, tanto de día como de noche sin utilizar luces artificiales; pero no podía evitar pensar en que tal vez exageraron para alimentar nuestra ilusión y que tan solo podíamos considerar esas historias leyendas que jamás existieron. La realidad era que nuestra Ciudad estaba destinada al olvido.

   Meditando sobre todas estas cuestiones me vi sorprendido al mirar de nuevo al horizonte esa noche, había muchas más personas. Lo más increíble fue que entre los niños también llegaron muchos humanos adultos haciendo brillar más que nunca el mundo de los sueños. 

   Los antiguos tenían razón. Incluso ahora, que se han ido los soñadores porque ya es amanecer, sigue brillando con la misma fuerza nuestra Ciudad. ¿Será que los humanos también sueñan despiertos?

 

lunes, 9 de marzo de 2015

Disparate


Dime tú si no es de locos
perseguir la libertad,
tan veloz y tan despierta,
tan amada y deseada,
tan soñada y tan fugaz.

Cuando crees atraparla
ya la ves en horizontes
imposibles de alcanzar.

Cómo juega muy traviesa
escondida en un instante,
en un suspiro, en un sueño,
en un verso, un pestañeo;
seduciendo sin cesar.

¿No será que pide auxilio
como princesa en su torre
para poderla salvar?

Sólo lo saben los locos
que viven en disparates,
con su yelmo y su rocín,
cabalgando en horizontes
¿imposibles de seguir?

"Clavileño" Óleo de Carlos Osorio

viernes, 6 de marzo de 2015

La magia de la gramola

- ¿Qué es eso, señorita Celie? - mencionó apuntando a la gramola.

   Era impactante tenerle en mi salón mientras a través de la ventana se veían todos esos OVNIS no tan desconocidos ya para los seres humanos.

   Sus dedos eran extremadamente largos y finos, su piel brillaba y por aquellos dos enormes apéndices en su espalda bien podría haber sido un ángel si no fuera porque no eran para volar.

    Era gracioso observar sus movimientos imitándome. Se sentó en el sillón frente a mí exactamente igual que yo. Sostuvo su taza de té como si fuera mi reflejo en un espejo con una excepción, él no bebió. Estos alienígenas no consumen ni la comida ni la bebida humana.

- Aunque me halaga, es señora. Es un antiguo objeto que produce música. Se lo mostraré si es que después de tantos años aún quiere funcionar esta vieja gramola - dije levantándome a por uno de los viejos discos de mi colección, esos que había dejado como recuerdo de tiempos mejores; lo coloqué con sutileza, era mi favorito, y puse la aguja.

   Mis caderas no pudieron evitar el vaivén que "Cheek to cheek" provocó en mi marchito cuerpo. La melodía también debió calar fuerte en sus dos extraños pares de oídos porque se acercó colocando su mano en mi hombro y movió sus tres dedos al son de la música. Le sonreí y le miré fijamente cantando con susurros la canción.

   Fue toda una sorpresa descubrir que algo de nuestro mundo le emocionara tanto. Incluso creí reconocer también una sonrisa en su frío rostro.

- Los humanos tenéis una sensibilidad especial, señorita Celie. Sois destructivos como nosotros pero he de confesarle que estoy impresionado por este hallazgo - comentó deslizando su larga mano hasta mi cintura con un gesto que me hizo intuir que quería bailar.

- ¿Quieres bailar? - pregunté con asombro.

- ¿Bailar? ¿Qué es bailar? - respondió asustado dejándome acercar mi cuerpo peligrosamente al suyo.

   Noté su respiración sobre mi frente, el gélido aire que desprendía de aquella horrible boca. Cerré mis ojos y le sentí. Él me apretó la mano mientras nos movíamos lentamente. Sé que también llegó a sentirme tal como yo a él. Abrí los ojos y le acaricié su áspero rostro. Me miró con sus profundos ojos negros y me separó brutalmente y aterrorizado.

- ¡No! ¡Suélteme! No quiero bailar. No estoy aquí para esto. Apague la música, señora Celie. No puedo bailar con usted, les estamos invadiendo - dijo rompiendo la magia y poniéndose en posición defensiva apuntándome con aquellos dos apéndices a la cabeza. 

   Es posible que aún esté preguntándose porqué no me mató.