jueves, 27 de noviembre de 2014

Mundos

- Crearé un mundo mágico exclusivamente para ti, a tu medida. Levantaré montañas, llenaré los desérticos valles de aguas cristalinas y en el cielo colocaré a puro mimo cada estrella a tu antojo. Mi piel quedará estampada en cada hueco, en cada forma, sólo por verte feliz. Me cortaré las alas y lo haré porque eres tú mi destino. La única frontera que me queda por rebasar es tu pensamiento. Tus decisiones y deseos deben ser únicamente convertirte en la Diosa de mi mundo. Te concederé la inmortalidad y eternamente estaremos juntos – suplicó el hombre alado de rodillas frente a mí.

                El paraíso compartido con más seres tiene amplias posibilidades de convertirse en un infierno pero, por la misma razón, no sería un edén si no existiera más que uno.

                Los excéntricos deseos de los dioses sobrepasaban la realidad. Nuestra condena, la humana, es vivir con el miedo de que llegue la muerte pero es esa razón la que envidiaban los dioses.

                La duda se presentó en forma de colibrí revoloteando de una a otra idea. Mi cabeza quería estallar. Por una parte, sería omnipotente y manejaría todo a mi capricho, incluso por encima de él. Por otra, yo le amaba y él a mí no pues su intención era disolver mi libre albedrío.

                Quizás fue mi conciencia la que me recordó que los mundos de los dioses, por muy mágicos que sean, son avernos de sufrimiento y dolor para los mortales.

                Tomé mi decisión.

- Te deseo y me halagas con tu propuesta. No puedes atrapar mi pensamiento que tanto deseas porque sería como atrapar a un colibrí, tarde o temprano moriría y ya no podrías admirarlo porque dejaría de existir. Aun así  me convertiré en tu Diosa pero sólo si dejas este mundo tal y como es. No más mundos mágicos y estaremos eternamente juntos – contesté ofreciéndole una daga para que cortara sus alas.

- Sí mi amor. Lo que sea por estar para siempre juntos – dijo desgarrando sus apéndices y convirtiéndome en un ser de luz divina.


                El colibrí revoloteo por última vez y se posó sobre mí. Noté el poder en mi cuerpo. Le miré fijamente a los ojos. Derramé una lágrima que ya no era de amor y antes de corromperme, con mi inmenso poder, convertí a todos los dioses en mortales mientras le susurré – Te estoy concediendo la posibilidad de amar. Ahora sí podremos estar juntos para siempre, para siempre que nos dure el pensamiento –. 


lunes, 24 de noviembre de 2014

Canción de sal

Llora el viento por el puerto
y grita la mar, ofendida,
a las rocas impasibles;
sin prestar atención 
a los cantos de sirena
que a pesar de la tormenta
encantan a marineros
para intentarlos ahogar.

Surcan mis dedos la arena,
curiosos, con ansiedad,
con su rumbo perdido;
formando corazones rotos
esperando tempestades
y, con ellas, más naufragios.

Rompe la ola en mi cuerpo
cubriéndome hasta los pechos
de blanca espuma marina.
Oigo silbar a bufones
que inician mi ritual
y me tiro nadando a la mar
buscando más navegantes
a los que poder encantar.







martes, 18 de noviembre de 2014

Diamantes

- Me he propuesto bailar con la más bella así que, ¿me concede este baile hermosa dama? - dijo Guido tomando su frágil mano.

- Será un placer, mi apuesto galán - respondió Dora mirándole provocativamente.

    Se tomaron por las manos y comenzaron juntos un suave vaivén. Cerraron ambos los ojos y se fundieron dejándose llevar por la armoniosa melodía del silencio.

- Siempre la amé mi querida Dora. ¡Cásese conmigo! - imploró él.


- ¿Casarme otra vez? No es necesario. Ya nos hemos demostrado amor eterno estos últimos cincuenta años - susurró ella acariciándole la cara.


viernes, 14 de noviembre de 2014

miércoles, 12 de noviembre de 2014

La Casa de la Perversión


      En el cristal de la botella veía el reflejo de Sophie constantemente, el susurro de su inocente voz le martilleaba los oídos y su vida, más allá de otros infiernos figurados, era una maldición por un simple error de juego.

     Transpirando casi alcohol etílico revivía una y otra vez el mismo momento, castigado tal vez por sus propios demonios bajo la atenta mirada del reflejo de la niña. Ni siquiera la realidad le liberaba de aquella pesadilla recurrente.

...................

    Caminaba nervioso frente a la cabina de teléfonos del parque. Le dio un ataque de inseguridad. Se llevó las manos a la cabeza buscando alguna solución que evitará la tragedia pero sin éxito. Había que hacerlo.

    Palpó las monedas en el bolsillo de su pantalón. Respiró profundamente como si fuera una plegaria para obtener el perdón. Se acercaba el momento.

    Descolgó el teléfono, insertó la moneda y marcó. Por el rabillo del ojo vio a los niños jugando entre risas en los columpios y colgó, arrepintiéndose, antes de escuchar el primer tono.

- Esto es de cobardes – dijo sollozando para él mismo. Encendió un cigarro y lo tiró después de dos intensas caladas.

    Volvió a inspirar procurando mantener la calma y retomó su objetivo. Descolgó y marcó de nuevo. Sacó del interior de su chaqueta las herramientas necesarias apoyando el auricular entre el hombro y la oreja. No podía parar de temblar.

    Sonaron cuatro tonos como se había acordado y, justo cuando iba a desistir, respondió una voz femenina.

- Buenas tardes. Bienvenido a “La Casa de la Perversión”. Le atiende Bombón, ¿en qué puedo ayudarle? – preguntó la teleoperadora.

- Soy “El creyente” y llamo para confirmar – contestó.

- Manténgase a la espera. En breve será atendido – dijo la mujer.

Comenzó a sonar en formato MIDI una melodía irritante. Entretanto colocó el silenciador a la Colt 45. Cesó la espera.

- Papá, ¿dónde estás? ¡Ayúdame! – gritó a través del auricular una niña.

- ¡Sophie! No te preocupes mi vida, papá está aquí. Pronto estaremos juntos, lo solucionaré. Te lo prometo. Estaremos en casa con mamá en un abrir y cerrar de ojos – contestó llorando.

- Promételo. También que dejarás de beber y no volverás a tocar a mamá  – respondió Sophie también llorando  y siendo interrumpida por una voz masculina.

- Si sigues las instrucciones Sophie no sufrirá ningún daño. Debes ser preciso y huir en cuanto acabes. Te estamos observando. El objetivo es el niño del suéter rayado. Equivale a 500 bonos por lo que tu deuda quedaría saldada y tu hija, libre. Quiero ayudarte  Graham. Yo te liberaré, sabes que soy indulgente. Tienes un minuto y se acabará el juego – ordenó la voz.

    Iban pasando los segundos y no podía parar de mirar la cara de felicidad de aquel inocente niño. Estaba a un apretón de gatillo de conseguir su libertad. Seguía con el auricular en la oreja intentando encontrar alguna excusa para conseguir más tiempo pero en vano. Escuchaba a través del teléfono a una multitud de voces haciendo las últimas apuestas. Apuntó y en el último segundo no se atrevió a disparar.

- Fin del juego. Has perdido. – dijo la voz masculina entre el sonido de dos disparos a través del teléfono.

.................

    Graham abrió los ojos. Los fuegos artificiales le despertaron sobresaltándole. Tomó de la mesita la botella de whisky y tembló observando de nuevo el reflejo de Sophie tirando la pistola al suelo. Fue al baño. Sacó del botiquín sus antidepresivos y tomó dos cápsulas con un trago de alcohol. Se lamentó apoyado en el lavabo y rompió el espejo de un puñetazo.

    Sonó el teléfono y regresó dándose contra todos los muebles. Descolgó.

- ¿Eres tú Sophie? Intenté liberarte. Créeme que lo intenté. Perdóname mi amor – suplicó Graham a su interlocutor desconocido mientras caía desplomado al suelo.

- Estoy bien papá. Ven conmigo. Tiende la mano y toca la fe – contestó una voz infantil de ultratumba.



    Graham comenzó a llorar y tomó su último trago. En el reflejo de la botella la niña iba mostrando una sonrisa cada vez más perversa. El arma estaba en el suelo a dos pasos de él. Estiró su brazo y contempló la inscripción de la culata: “Tu propio Jesús personal”.



domingo, 9 de noviembre de 2014

Poeta indiferencia

Ya pusieron el cartel en el viejo boulevard
hubo tantos sueños rotos que tuvieron que cerrar.
Ya no hay charcos caballeros que inviten a bailar
ni luceros en el cielo con los que poder soñar.

Hay moneda sin amor
bien barata y perfumada.
Hay sintrom sin corazón
con las cuentas nacaradas.
Hay ovejas descarriadas
balando la misma canción
dormidas en los laureles
sin rebaño ni pastor.

Ya no hay tristes bandoneones
de melodías rasgadas.
Ya no hay gritos en el cielo
por la cruz en la balanza.
Ya no hay miradas furtivas
ni pupilas dilatadas
porque ya no hay sentimientos
ni sueños, ni valores, ni nada.




domingo, 2 de noviembre de 2014

Libertad


- ¿Dónde estás?- gritaba mi jefe haciendo temblar todo a mi alrededor.
- Estoy aquí señor.- contesté con mi ridícula voz.
- Date prisa, es muy urgente.- insistió.
- Sí, un minuto.- le dije a pesar de no tener ganas de hacerlo.
         Creo que es entendible que no quiera hacerlo, ¿por qué he de hacer todo lo que me dice y además diciéndolo de esa forma tan brusca? ¿Qué pasa? ¿Yo no tengo sentimientos? A pesar de todo, tengo mi corazoncito y también deseos imposibles, ambiciones y sueños locos.Pues claro que sí. Me gustaría tener tiempo para ello. Me canso de trabajar de sol a sol y no ser valorado.
         Tengo mis límites, los puntos donde noto que reviento. Siento que soy un cero a la izquierda y me dan ganas de acabar con todo. Me da la sensación de que no puedo continuar así. Me pregunto constantemente, ¿por qué a mí? ¿Por qué me ha tenido que tocar a mí esto? Sé que el mundo no gira a mi alrededor pero ¡un poco de compasión!
- Ya pasó un minuto.- voceó de nuevo el plasta.
- Que sí, que ya voy.- contesté.
         Voy a intentar respirar y poner una sonrisa falsa delante de él. Sí es verdad que hay gente que lo tiene peor pero muchos de ellos pudieron elegir. Lo mío fue muy extremo, fue como el juego de "elige un número entre uno y el infinito" y tuve los santos huevos de acertarlo.
         Me gustaría dedicarme a mí. Quizás suene algo gilipollas pero quisiera encontrar a mi media naranja. Bien poco pido, tan solo un poquito de amor. Estaría también genial hablar con mis compañeros y tener la libertad de llamar cretino al jefe mientras nos tomamos unos vinos.  O vaguear, ¿qué es vaguear? ¿Es malo? Pensar en otras cosas, en lo que no se piensa o simplemente pensar en lo que yo quiera, ¿tan terrible es?
         No quisiera terminar con todo de golpe. Me gustaría una solución buena para todas las partes pero es que en esta casa es imposible dialogar. Aquí todo es y se hace como dice el jefe y es la razón de que esté hasta los cojones de todo esto y de él. Así que ya está bien de tanta tontería. De hoy no pasa sin decirle que no puedo más con esto, que ha sido demasiado tiempo. ¡Ya está bien, coño!
- ¡Qué vengas de una vez Gabriel que es muy urgente!- dijo muy enfadado provocando varias inundaciones, huracanes y tsunamis en lo largo y ancho del mundo.
- Ya voy, ya voy.- le contesté mientras corría a su encuentro resignándome a que tampoco iba a ser ese día el que tuviéramos una pequeña charla.